LUCIANO, LA FARÁNDULA Y MI OTRO YO

Hasta la semana pasada oir hablar de Luciano Benetton, el cerebro detrás de la marca United Colors of Benetton, era oir hablar de un especie de mito. Hoy, escuchar su nombre es recordar el peor estrés de mi vida ...y no miento.

En el organigrama de la empresa donde trabajo él ocupa la altura máxima, para nosotros es "Dios"... y la semana pasada a Dios se le ocurrió visitar Chile, pues se celebraban los 20 años de la marca en el país.

¿Cómo me afectó su visita, se preguntarán ustedes? simple, en su rol de patrón de fundo, él venía a controlar que las tiendas Benetton en Santiago funcionaran a la perfección. Pero se equivocó en un cálculo: que no estamos en Italia, que acá las cosas siempre funcionan a medias, que todo se arregla con soluciones parche y que la marca acá está de capa caída...una lástima, especialmente para mi, porque junto a mi compañero de labores, éramos los encargados de la imagen de las tiendas.

Durante días nos preocupamos de arreglarlas, de dejarlas como una joyita, la ropa se veía perfecta, todo en su lugar. Pero no... en el mismo momento en que Mr. Benetton pisó la primera tienda empezó a criticar diferentes cosas: que por qué este chaleco estaba doblado y no colgado, que por qué los jeans no estaban ubicados más adelante, que por qué había tantas maletas, etc, etc, etc. Yo, que llevaba sólo 5 meses trabajando ahí, no tenía otra opción que mirar con cara de cordero degollado al vejete.

Esa es la cara fea de la moneda, porque también tuve mi recompensa.

Claro, porque como encargada de producto, es decir Product Manager poh mi lindo, también era parte de la organización de un desfile en su honor. Y no cualquier desfile... este era producido, absolutamente chic y fashion. La farandulilla completa estaba en la lista de invitados y también en la lista de modelos que iban a participar. ¿Lo mejor de todo?...debo admitir que además del backstage lleno de modelos que iban y venían, la fiesta post desfile en el restaurante Zully de la plaza Concha y Toro, el sushi y canapés del coctail, el vino blanco de calidad, el codearme con Gonzalo Valenzuela y compañía, sin duda el broche de oro fue Jordi.

Un día antes del desfile yo estaba sola en mi oficina y recibo una llamada: era Manuel, mi compañero de trabajo que me decía que en ese mismo momento iba en camino un regalo para mi, de su parte, claro. ¿Un regalo?....y qué regalito!!....a los pocos minutos aparece triunfante por la puerta el opinólogo, fotógrafo y ahora modelo, Jordi Castell, que iba a incursionar en las pasarelas con nosotros.

"Hola!, ¿Cómo estás?"...atiné a decir. Él muy simpático y caballero comenzó a conversar conmigo. Venía a probarse las tenidas para el desfile, las cuales estaban en mi poder. "Acá están...puedes pasar al baño a probártelas", le comenté.

A palabras necias, oidos sordos, dicen. Porque no le pudo haber importado menos mi presencia y se sacó la rope frente a mis ojos!!! Con las manos me tapé la vista (no especifiqué si tenía los dedos juntos o separados, jijiji) y me hice la que no le importaba.

Conclusión 1: a pesar de la visita del viejo de porquería, lo pasé increíble, Jordi me hizo feliz, jajajajaja!!!... No hay nada mejor para una mujer que trabajar con ropa y modelos.

Conclusión 2: que lástima que sea gay!!...un desperdicio para la humanidad....y lo digo con conocimiento de causa.